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Ganso por Cisne
Rubén Cedeño

 


México 4.12.2009

 

No todos los facilitadores son iguales ni de la misma categoría, entrega, nivel espiritual, alcance interior, y renuncia. Ten cuidado que no estés tomando “ganso por cisne” a tu facilitador. Puede suceder que un facilitador, por lo cercano que lo tienes, te hable con cordialidad, te de confianza, te abra las puertas de su casa, y se puede dar el caso insólito de que te cocine, te lave o te planche, y por esto creas que es uno más, un hijo de vecino cualquiera por allí, y tengas un verdadero Maestro frente a ti. Si tu Facilitador te cocina, no creas que es cocinero; si barre, no lo consideres barrendero; si se ocupa de una puerta, él no es portero. Y resulta que el Facilitador-Maestro hace todo lo mencionado por humildad, para ocultar y disimular su verdadero estatus espiritual. Esto ha sucedido mucho en la historia de la humanidad. No sea que te suceda como en un país donde dicen que hay un foco magnético y pregonan que Saint Germain es el guardián de dicho sitio, y no se dan cuenta que un Rey nunca puede ser un guardián, los guardianes están por debajo de los Reyes. Hay quienes han tenido la visión, se han dado cuenta y han tratado a su Maestro con apariencia de facilitador común como lo que verdaderamente es y lo han tenido todo el tiempo posible y necesario, y otros ignorantes, faltos de visión, obtusos de mente y corazón, no han tratado al facilitador como se lo merecía, lo han maltratado, insultado, calumniado, atacado y lo han perdido.
Si tu facilitador siempre está feliz y jamás se enfada, al menos injustificadamente, todo lo que le preguntas te lo contesta, tiene una desmedida buena voluntad con todo el mundo sin interés personal de nada, no cobra ni busca beneficiarse de ningún modo por lo que hace, si tiene fe y es completamente positivista, si lo ves tratando a todo el mundo con amor y respeto, si es culto, amante de las bellas artes, es veraz, pacífico, no ataca a nadie ni critica a ninguna otra escuela espiritual, gurú o miembros de otros grupos espirituales, perdona toda agresión que le hacen sin dejar en el rastro de rencor o memoria del hecho, no pide que lo sigan ni que lo imiten, y siempre devuelve a las personas a que sigan su propio “Ser Interior”, déjame decirte que no tienes un facilitador común y corriente sino un Maestro. Tal vez no será un Maestro Ascendido, como los de las fotos y los que narran los libros, despreocúpate que a esos te va costar mucho encontrártelos, pero el que tienes al frente es un Maestro.
Así como no todos los facilitadores son iguales, igual son los Maestros, todos son diferentes, tienen distintos estilos y formas de ser Maestros, dependiendo de sus grados, niveles y alcance espiritual que puedan tener.
Si tienes la fortuna de tener por Facilitador un Maestro, debes tener mucho cuidado con él, no es que te cuides de que él te haga algo malo, ¡no! Eso nunca te lo va ha hacer, sino al revés, que tú te cuides de cómo tratarlo, dirigirte a él, y atenderlo para que te dure mucho tiempo. “Así como cuando el discípulo está preparado, aparece el Maestro, cuando el discípulo no está preparado pierde al Maestro”. Porque cuando un Maestro no se trata debidamente se desaparece.
Un Maestro, por lo general, es una persona muy sensible en cuanto a su cuerpo físico se refiere, su vehiculo etérico, sus emociones y su mente. Nunca lo puedes abordar con la carga emocional de tu cuerpo astral, de forma desesperada, abrupta, como a cualquier persona, su sensibilidad es tal que si está meditando, concentrado escuchando una instrucción, resolviendo un asunto de bien grupal, realizando algo concerniente al mundo espiritual, como puede ser escribir, preparar una charla, no se le puede interrumpir por nada del mundo, ni de repente, hablarle, tampoco abordarlo salvajemente, y mucho menos de lado o de espaldas, sin que él previamente se de cuenta, le puedes ocasionar un desastre en sus cuerpos inferiores que le puede costar días y hasta meses de malestar e igual tiempo para recuperarse. Esto, sin tomar en cuenta que si es delicado de salud, se le puede ocasionar hasta la muerte, porque su corazón es diferente al de los demás seres humanos, es muy sensible y le puede venir un paro cardíaco. Esto ha pasado, y el que lo ha ocasionado la ha pasado muy mal, y todo por falta de delicadeza. Esta forma de cuidados y trato con un Maestro no solamente se tiene con alguien así, sino que por cultura, urbanidad, buenas costumbres, hay que tener mucho cuidado con el trato que se tiene con las demás personas, sobre todo en la forma de abordarlas.
La falta de cuidado y delicadeza en el trato, es una de las principales razones por las que los Maestros Ascendidos que todavía conservan cuerpos físicos, como El Morya, Koot Hoomi, Saint Germain, Jesús y algunos otros, ni se les ocurre aparecerse ni exponerse físicamente a la humanidad y el estudiantado común, porque no soportarían el impacto emocional contaminado que estos les lanzarían encima. Muchos de sus cuerpos tienen más de doscientos años y están en perfecto estado, gracias a la rigurosa armonía emocional, mental y física en que viven y los mantienen. Igualmente, muchos Maestros que en el mundo de la forma se comportan como facilitadores comunes y que gracias a sus conocimientos espirituales han superado fallas en sus cuerpos físicos y se mantienen vivos corporalmente cumpliendo un gran trabajo, es por la estricta armonía en que mantienen este cuerpo, sobre todo a nivel emocional, evitando impactos sensibles, que si viene alguien imprudente y los altera, les pueden hacer un daño irreparable.
La mayoría de las veces muchas “Corrientes de Vida” se han pasado muchas vidas buscando encarnar junto a un maestro físico y hacer un trabajo contundente de difusión de la Luz a nivel mundial y mediante un esfuerzo inusual de los “Ángeles del Plan Divino” consiguen que esto suceda. No se vaya a creer que al Facilitador-Maestro lo van a encontrar con halo de luz alrededor de su cuerpo, con una bata, hablando con palabras rebuscadas y modales extravagantes. Eso lo hacen los charlatanes y chantajistas espirituales para tener seguidores fácilmente influenciables. Lo más seguro es que al Facilitador- Maestro se lo consiga inmiscuido en el plano de la lucha de la vida común, hablando con los demás de cualquier cosa, rodeado de gente habitual, con una profesión como cualquier otra persona, viviendo con alguna pareja o soltero, vestido a la moda o de forma rutinaria, si ningún protocolo, al menos visible. Déjenme decirles un dato: la mayoría de los Maestros Ascendidos, cuando aparecen en el mundo de las formas, lo hacen con estas características y debido a esto es posible que pasen desapercibidos o que algunos desmitificadores que les descubran la parte espiritual, traten de descalificarlos por no verlos como las mentes comunes se imaginan que debe ser un maestro.
Tengan cuidado, no les vaya a pasar como a Elsa de Bravante, que estaba siendo víctima de una gran injusticia y pidió ayuda divina. En un cisne bajando del cielo se le apareció Lohengrin y le dijo que la ayudaría pero que nunca le preguntara su nombre ni de donde venía, porque lo perdería. Lohengrin se terminó casando con ella. Y por Elsa ponerse a escuchar intrigas la instigaron a que no podía seguir de pareja con alguien que no sabía quién era, y así instó a Lohengrin, peleando con él como si fuera un humano común, a que le develara su identidad, él lo hizo, pero se le fue para siempre dejándola sola y desvalida. Esto es simbólico de los Maestros que ocultan su identidad y de la gente que no los respetan y se les van.
Hay “manuales de urbanidad”, “saber estar”, “comportamiento en sociedad”, o “proceder adecuadamente”, que uno antes de tratar con un Facilitador o Maestro se los debe estudiar muy bien para tratar adecuadamente a quien se lo merece. Hay facilitadores comunes, vulgares, groseros chantajistas y que no merecen ningún buen trato, pero la “Nobleza Obliga” a tratarlo como si fueran príncipes, y eso está bien, “El que se enaltece con el trato noble es el que trata noblemente”. “Más se encumbra el que trata noblemente que el que es tratado como un noble”. Puede haber cerca de ti un Facilitador que tal vez desconozcas que es un Maestro y merece que lo trates como si fuera un noble. Tal vez tengas junto a ti a alguien que fue un gran rey, un ser insigne de mucha alcurnia y que por merecimientos kármicos en esta vida mereció trabajar como Facilitador impartiendo la “Enseñanza Espiritual” de los “Maestros Ascendidos” en el mundo de las formas como un ser común.
Cuando estas cosas suceden, el Facilitador-Maestro que es noble, sabe ocultar y disimular su alcurnia muy bien, es parte del comportamiento de los verdaderos seres ilustres. Pero observándolo con detenimiento te darías cuenta que por debajo de su vestidura carnal se oculta un noble y si quieres conservar su consejo, confianza y beneficios, debes tratarlo como tal. Cuando los nobles no son tratados adecuadamente no arman escándalos ni reclaman nada como la gente vulgar, sencillamente, en silencio se deslizan imperceptiblemente y se desaparecen de la escena donde no fueron tratados acorde a su rango. A veces nadie se da cuenta de esto. Así lo hacen los Maestros Ascendidos, si las circunstancias los obligan; la mayoría de Ellos son o han sido nobles. Para evitar problemas como el que podría ocasionar el de tomar “ganso por cisne”, recuérdate que la “Nobleza Obliga”, así que trata a todo el mundo como si fueran nobles y compórtate como si también fueras un noble. “La nobleza de Japón se entiende con la Nobleza de Inglaterra aunque sean de procedencias opuestas”.