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SAN PEDRO DE ALACANTARA

RUBÉN CEDEÑO

 Palancar-Extremadura  4.10.2009

 En la esquina de la Concatedral de Cáceres en Extremadura España, que es la ciudad con el conjunto urbano medioeval y renacentista más completo del mundo, me quede inmensamente sorprendido y tocado en el corazón, por la bella estatua en bronce que hay de San Pedro de Alcántara. La espiritualidad de ese rostro, aquel semblante que inspiraba a la entrega completa al camino Espiritual, aquellos ojos cerrados ensimismados me arrobaron. Solo recordaba de San Pedro de Alcántara que se había encontrado con Santa Teresa de Ávila en casa de Doña Guiomar de Ulloa.

 Como San Pedro de Alcántara es el Patrono de la Arquidiócesis de Cáceres, que es una de las mas antiguas del mundo,  fundada por San Silvestre en el año 338, en tiempos del emperador Constantino, le  pregunte al sacerdote de la concatedral, si allí estaba enterrado  San Pedro de Alcántara y me dijo que estaba en  “Arenas de San Pedro” a varios kilómetros de Ávila. Pero me recomendó que no dejara de ir al Palancar, donde estaba el convento mas pequeño del mundo que fue fundado y donde vivió San Pedro de Alcántara en el siglo XVI. Esto fue casi una orden a nivel espiritual.

 Subiendo y bajando valles y collados por una carretera comarcal, después de un tiempo, al fin llegamos al Palancar.

  MISTICA NECESARIA

 Los conocimientos que da la practica del “Yo Soy”, y los Siete Rayos de los Maestros Ascendidos son maravillosos, pero si estos no tiene una base en el estudiante de completa ascética, renuncia, humildad y austeridad, propia de los santos cristianos, puede hacer mucho daño, causándonos un orgullo espiritual indomable, de creernos en altos vuelos sin ni siquiera saber dar saltitos, dueño y señores capaz de juzgar, condenar y destruir a nuestro antojo lo que no hemos creado, ni alimentado. Esta es la razón por la que insistentemente, por vía de la vida de varios Santos una y otra vez, trato de llevar la mente y el corazón a los estudiantes, que Dios me permite instruir, a aleccionarse sobre la ascética y mística.

   Como “el que escribe”, es un ignorante e inexperto en este sagrado asunto de conducir “corrientes de vida” en el camino de la ascensión, de Dios y acercamientos al espíritu, que mejor decisión, que uno en su insensatez ponga en el sendero de las personas, los mejores ejemplos de cómo conducirse en estas lides. Por eso propongo a veces como ideales algunos santos intachables y esta es la razón por las que  me conduje tras los pasos de San Pedro de Alcántara.

 Casi siempre consigo variados ejemplos de vida santa en místicos del Siglo XVI, muy bien llamado Siglo de Oro Español. Por el camino de la mística del Siglo de Oro no se desvío ni se ha desviado nadie, es imposible. La humildad, y la auto negación es un camino seguro a Dios y aunque uno, como “el que escribe” no sea humilde y no se auto-niegue no importa, uno no es el maestro, los maestros son ellos, los que llegaron cara a cara con Dios por medio de su ascética de vida.

 Cualquiera en cualquier sendero sea  metafísico, esotérico u ocultista si es serio y constructivo hace practicar la piedad, el no hablar mal de nadie, la contemplación, la negación y ser “no-nada”, asunto que los místicos renacentista asumían con mucha maestría. Opuestamente a esto, están los vuelos inexpertos con los conocimientos del “Yo Soy” y una practica deficiente de los Rayos que inician algunos estudiantes, que sin una buena base devocional, de humildad y ascética, se han estrellado contra el pavimento de su aeropuerto espiritual de juguete, de donde sueñan alzar vuelos en aviones de cartón, de donde no se levantan del piso ni en cuclillas. Pero tiene derecho a hacerlo y aprender de esto. Con ese motivo escribo de San Pedro de Alcantara 

 CONVENTINO DE  PALANCAR

He visto iglesias dentro de iglesias, casas dentro de casas, pero jamás un convento dentro de un convento. Pues, eso hay aquí en Palancar, el viejo convento de San Pedro de Alcántara del siglo XVI, dentro de un convento mas reciente del siglo XVIII. Es el convento mas pequeño del mundo, tiene el claustro mas chiquillo del mundo. Todo allí dentro, en cuanto a conventos se refiere, es lo mas diminuto del mundo. En setenta y dos metros cuadrado, que es nada, hay una iglesia, un claustro, celdas para 12 monjes, refectorio y oficinas. Eso casi no se puede creer. San Pedro Alcántara fue un genio de la ingeniería al diseñar esta miniatura. San Francisco de Borja cuando visito este convento dijo: “Mas parece sepultura de  muertos  que vivienda de vivos”.

 Las puertas del convento son muy bajas y angostas y hay que estar teniendo cuidado de no darse un golpe en la cabeza. Un día le hicieron la observación de esto a San Pedro de Alcántara y contesto algo que hay que meditar y grabárselo de por vida: “El camino del cielo es muy estrecho y así es menester que nos estrechemos mucho”. Esto se refiere al camino angosto al cielo  que se refería el Maestro Jesús, que no es un camino ancho, estrafalario, de alharacas y de estarnos ufanando de progresos tecnológicos, juicios a los demás, condenaciones y humillaciones. No señor, es un camino de trabajo interior, silencio oculto, mucha meditación, y recogimiento. Y con aquel que comete el error o nos ha hecho algo que no nos ha gustado, no esgrimir el hacha de la condena, sino todo lo contrario, atenderlo como un enfermo que necesita de medicinas y no la hiel de la censura. Esto nos enseña y edifica por eso ponemos nuestras mentes en estos humildes santos. “En donde pones tu mente estas tu”. Si hablamos de farsantes, tergiversadores, orgullosos, y chantajistas, estamos poniendo la mente en ellos, y nos convertimos en lo que ellos son. Los defectos que vemos en los demás son los que nosotros mismos tenemos. Si queremos saber como somos o como es alguien en su interior, veamos a quien criticamos en quien  ponemos la mente, de quien nos ocupamos y seremos igual a eso. Por eso estos santos nos aconsejaban el perdón, que no es decir “te perdono”,  es no calificar, no hablar de defectos, sino de lo constructivo y bueno de las personas y de la vida. Jesús muriéndose al lado de un ladrón le ofreció el cielo con amor. Si acaso alguno de nosotros, que lo dude, tengamos el cielo, ofrezcámoselo al ladrón que tenemos al lado, que conocemos, que sabemos que escribe y hace cosas malas y hagámoslo como Jesús,  ofréciendolo con palabras dulces.  

 San Pedro de Alcántara organizó la reforma de los franciscanos en España, siguiendo lineamientos espirituales de Santa Teresa, en la descalces, combinadas con las estrictas reglas de la orden de San Francisco. Esta descalces es recomendable a cabalidad. Es no llevar zapatos. Los pies son simbólicos de la comprensión y los zapatos son lo que la cubren. La descalces es no cubrir con conceptos, ideas, juicios ni prejuicios tu vida. Ve, observa y en la simplicidad de vida hallaras lo que beneficia dulcemente tu interior.

 El problema no esta en que nos insulten, calumnien, difamen, o injurien, sino en les hagamos caso y  contestemos. Al hacer caso le damos poder  y al hacer esto entramos en conflicto. No haciéndole caso, se le quita poder y la agresión y el agresor mueren por inanición. Pero para hacer esto tenemos que estar preparados con mucha humildad, para permanecer en silencio mientras  que  lo que el cuerpo emocional le apetece es protestar. Hay que practicar el “Magnifica” que la Madre María lo titula el Credo de la Nueva Era y decir “Mi alma solo Magnifica al Señor. Esto es no ver defectos en nadie sino perfección Divina.

 En el conventino de San Pedro de Alcántara hay una pequeña capilla, que si entran mas de diez personas no caven. Es una central eléctrica, de tanta energía que se siente allí. En este sitio oraban, meditaban, pasaban horas en éxtasis contemplativo San Pedro de Alcántara y sus monjes. La capillita esta refaccionada y cubierta de hermosos mosaicos donde de un lado se ve a San Pedro de Alcántara entrevistándose con San Francisco de Borja, Duque de Gandia. En otro lado de la ermita se destaca a Santa Teresa de Ávila a quien San Pedro de Alcántara confesaba, era su amiga y compañera de santidades. Sobre el altar hay una copia pequeña como de un metro y medio de alto de la impactante estatua de San Pedro de Alcántara que hay en la esquina de la concatedral de Cáceres hecha por  Enrique Pérez Comendador.  Esta talla además de toda su belleza y espiritualidad, tiene unos símbolos con una gran lectura. San Pedro de Alcántara esta pisando un libro abierto.

 

 PISANDO EL LIBRO

San Pedro de Alcántara estudio  gramática, retórica,  filosofía y leyes en la Universidad de Salamanca, que fue la primera de Europa que tuvo el título de Universidad y  se puede rastrear  su origen como institucion en el siglo XII. Para el siglo XVI que había tanto analfabetismo y oscurantismo los estudios de San Pedro de Alcántara representaban mucho mas estudios, de los que puede significar hoy en día. Era todo un  intelectual. Pero San Pedro de Alcántara en la estatua esta representado pisando toda la intelectualidad, la información que uno recibe, sea por cualquier medio. A Dios no se le llega con los conocimientos sino con el corazón. Allí, viendo eso recordé a algunos pocos de mis estudiantes del pasado que  por mis fallas se habían fascinado teniendo como bandera los conocimientos que dan los maestros en sus libros y llenos de informaciones, sorprendentes que avasallaban perdieron su candidez, la pureza que encantaba, el brillo de sus ojos y el corazón que cautivaba. Dejaron de lado el amor por el conocimiento, habían perdido la capacidad de perdonar, de tener piedad y Amor Compasivo, se llenaron de vuelos ilusos hacia una espiritualidad que solo existía en sus mentes y en las mentes de los que los cautivaron a seguir esos caminos de conocimientos e informaciones.

No es que uno esté en contra de los libros, porque de hecho nosotros publicamos muchísimos, pero no es para que los libros sean obsesión, ni para vivirle refregando a la gente en la cara, lo que los libros dicen, cuanto de ellos se tienen, se leen o no se han leído, eso no es relevante. Ha sucedido algo en la metafísica, que el mensaje que da San Pedro de Alcántara viene muy a la razón de que lo interpretemos. En la Metafísica hay personas que toman las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos y viven apegados a lo que Ellos dicen, se parecen a las personas que toman los Evangelios de Jesús y los repiten incluso con números y citas textuales de la Biblia y viven la vida vuelta un desastre, enfermos, odiando, rechazando, y una cantidad de inarmonías mas. Se da el caso de algunas pocas personas que se saben textos enteros sobre el amor, que dijo y que no dijo o escribió alguien al respecto, y aludiendo a el, no ponen en practica de lo que el texto dice. De las cosas buenas no es importante quien las dice, sino lo que dice y practicarlas. Algunos metafísicos toman la Enseñanza de los Maestros, dicen “Llama Violeta”,  y viven odiando, escribiendo barbaridades contras sus hermanos por el Internet, no perdonan, rechazan y no se dan cuenta que llevan una vida egotista, propagando el odio y el rechazo en vez del amor. Como ellos están aprendiendo con eso, allí es donde el mensaje de San Pedro de Alcántara tiene algo que decirnos pisando el libro. Él pisa todo el conocimiento intelectual, teórico que uno se aprende, que no sirve para nada si no lo llevamos a la práctica.

 Aquí esta la clave, a los pies de San Pedro de Alcántara que había nacido en cuna de oro en el seno de una familia noble. Pero un día renuncio a todo, abandono los estudios, la sociedad y tomo los hábitos franciscanos  y el nombre de Fray Pedro de Alcántara. En el noviciado acepto todos los puestos incluso los mas humildes y humillantes, sin protestar, fue portero, hortelano, barrendero y cocinero y en todos recibía frecuentes regaños por ser distraído. Dormía sobre un cuero en el suelo. Pasaba horas de rodillas y noches enteras sin dormir ni un minuto, rezando y meditando. Por eso se gano ser el protector de los celadores y guardias nocturnos. Por esto uno al llegar a la metafísica es tan beneficioso hacer lo que todos hacemos, cocinar, barrer, limpiar el salón de actividades, manejar la librería, los equipos de sonido, o la decoración. Y esto no vasta hacerlo una vez sino cientos de veces durante años. No dicen nada los años que se tengan en un camino espiritual, sino los años de servicio, enseñando, aguantando penalidades y condenas, cuando solo lo que se hace es dar y enseñar.

 San Pedro de Alcántara deseaba que los religiosos se dedicaran por más tiempo a la oración y la meditación, y por eso fundó una nueva rama de franciscanos, llamados de "estricta observancia". El Rey Carlos V lo mando a llamar una vez al retiro donde vivía en Yuste  después que abdico a favor de su hijo Felipe II, para que fuese su confesor. San Pedro de Alcántara después que estuvo con el Rey y converso con el, nunca mas volvió a la corte. Eso no era lo que buscaba.

 MINI CELDA

 Saliendo de la  súper-mini-iglesia del Conventino se encuentra el claustro, que no es mas de dos metros cuadrado y desde allí se ve la micro-celda de San Pedro de Alcántara debajo de la escalera como la habitación humilde de Harry Potter en casa de sus parientes. San Pedro se le había adelantado a Potter. Pero hay algo insólito. La celda era tan pequeña que San Pedro de Alcántara no podía estirar los pies y se sentaba encogido sobre una pequeña piedra y recostaba su cabeza en un palo incrustado en la pared. Aquí solía dormir no mas de hora media cada día. Alegaba que no podía perder tiempo durmiendo, ya que la humanidad necesitaba mucho servicio y había que trabajar, asunto que hacia a diario. Buen ejemplo este de no dormir tanto. Me recuerda a Santa Teresa cuando decía en su poema “A todos los militáis debajo de esta bandera, ya no durmáis, ya no durmáis que no hay paz en la tierra”.

 SANTA TERESA HABLA DE SAN PEDRO DE ALCANTARA

 Esto decía Santa Teresa de Ávila de  San Pedro de Alcántara: Me dijo que en los últimos años no había dormido sino unas poquísimas horas cada noche. Que al principio su mayor mortificación consistía en vencer el sueño, por lo cual tenía que pasar la noche de rodillas o de pie. Que en estos 40 años jamás se cubrió la cabeza en los viajes aunque el sol o la lluvia fueran muy fuertes. Siempre iba descalzo y su único vestido era un túnica de tela muy ordinaria. Me dijo que cuando el frío era muy intenso, entonces se quitaba el manto y abría la puerta y la ventana de su habitación, para que luego al cerrarlas y ponerse otra vez el manto lograra sentir un poquito más de calor. Estaba acostumbrado a comer sólo cada tres días y se extrañó de que yo me maravillase por eso, pues decía, que eso era cuestión de acostumbrarse uno a no comer. Un compañero suyo me contó que a veces pasaba una semana sin comer, y esto sucedía cuando le llegaba los éxtasis y los días de oración más profunda pues entonces sus sentidos no se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Cuando yo lo conocí ya era muy viejo y su cuerpo estaba tan flaco que parecía más bien hecho de raíces y de cortezas de árbol, que de carne. Era un hombre muy amable, pero sólo hablaba cuando le preguntaban algo. Respondía con pocas palabras, pero valía la pena oírlo, porque lo que decía hacía mucho bien".

 Ese fin de semana había salido de Madrid a realizar una película para los metafísicos en Yuste y Guadalupe y llegamos con San Pedro de Alcántara, que de improviso se nos entrevero en el camino sin buscarlo. ¿Acaso nos quería decir algo, deseaba que los metafísicos supieran de su ejemplo de vida, contribuyendo así con nuestra formación?