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STIFFELIO

(CON PALCIDO DOMINGO Y JOSE CURA)

 Rubén Cedeño

Plácido Domingo dirigiendo Stiffelio

New York

 26.1.2010

Asistí a la presentación de Stiffelio de Verdi en el Metropolitan Opera de New York, una ópera que, junto con  Luisa Miller, está entre las óperas menos conocidas y cantadas del autor. Por razones de censuras de la época, se le pidió a Verdi que la mutilara y modificara aquí y allá, para finalmente, después de cinco años de su estreno, desapareciera de los escenarios. Es una ópera con sólo tres personajes destacados por sus muy definidos perfiles psicológicos: el del tenor Stiffelio, la soprano Lina y el barítono Stankar, y aunque falta la mezzo para completar el cuadro clásico de una ópera perfectamente equilibrada, no tiene nada que reprochársele. Bueno, otra óperas sin mezzo han tenido mucho éxito, como la famosa Tosca de Puccini.

A pesar de todos los sucesos acaecidos a Stiffelio, sin embargo, es una gran ópera con inmensos méritos como ninguna otra de Verdi. Stiffelio es la Ópera del Perdón. Desde que comienza hasta su glorioso final, casi todas sus escenas versan sobre este importante aspecto se Dios. Stiffelio es un pastor protestante que se ausenta del castillo donde vive para predicar las Enseñanzas del Maestro Jesús, y al regresar se encuentra que su esposa Lina le ha sido infiel con Raffaele. El padre de Lina quiere ocultar la falta de su hija, al mismo tiempo que la reprende fuertemente y termina en duelo matando al amante de su hija. Mientras tanto, Stiffelio, como ser humano, al fin y al cabo estalla en ira en algunas escenas, pero al final de la ópera, donde tiene que dar el sermón en el templo, termina aludiendo al pasaje de Jesús con la adúltera, donde dice el Maestro que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, y como nadie la tira, la perdona. Éste es uno de los finales de las óperas de Verdi más impactantes, además de tener un concertato de hermosas melodías en cada voz y místicas armonías, junto con lo conmovedor del texto que inspira realmente al perdón. Esta es una de las óperas de Verdi que a mi juicio tiene las arias, caballetas, dúos y concertatos mas bellos que haya compuesto Verdi, junto a sus obras magistrales, que por no nombrar tantas están La Traviata, Trovador y Rigoletto. Verdi, en esta ópera, nos inspira a dejarnos de ese mal hábito de estar viendo defectos en los demás cuando nosotros somos los primeros imperfecto e indignos de juzgar a alguien.

Giusseppe Verdi

PLACIDO DOMINGO

Dios quiso que estuviera en primera fila, exactamente a las espaldas de Plácido Domingo, que dirigía la orquesta. No muchas veces en la historia de la música encontramos un cantante de ópera consumado y tan famoso que pueda asumir la dirección orquestal de forma tan magistral como lo hace él y como lo hizo esta noche en el Metropolitan. Plácido es uno de los más versátiles tenores de la historia, que además de tenor canta como barítono, es director de orquesta, productor y compositor, y si por esto fuera poco, es director general de la Ópera Nacional de Washington y de los Ángeles. Ha cantado más de 120 roles, entre los puestos en escena y hechos en grabaciones, abarcando un repertorio en varios idiomas, como el italiano, francés y alemán, además de haber incursionado en la música de varios géneros, tanto académicos como populares. En el año 2008, un jurado de 16 críticos especializados que fueron convocados por la revista BBC Music Magazine, eligieron a Plácido Domingo como el “Más Grande Tenor de Todos los Tiempos”. Y aunque le duela a los fanáticos de Caruso y Pavarotti, creo que así es, por ser Plácido un músico académico cabal, como muy pocos.

Apenas comenzando la ópera, me conmovió inmensamente el tempo elegante y muy digno que le dio al bellísimo solo de trompeta que tiene la obertura. Nunca había visto a Plácido dirigir, y como para muestra solo hace falta un botón, me dije: ¡es un gran director! Plácido, como cantante, al fin y al cabo, tuvo todos los cuidados que un buen director de ópera debe tener con los cantantes, que la orquesta no los tape y lleve los tempos precisos para no ahogarlos, ni por lo muy rápido ni lento.

Fue memorable, arrancando los más nutridos aplausos, el hermoso y bien concebido septeto de comienzo del primer acto “Ah, persino la memoria”.

JOSE CURA

Nuestro querido tenor Argentino estuvo sencillamente impecable en el personaje de Stiffelio. Le va exacto a su timbre voz y su naturaleza como persona. Aunque el rol es de una tesitura casi siempre central, sin muchos agudos, es intensamente dramático, algo que Cura lo hizo de forma muy conmovedora. Una de las cosas difíciles de este rol es que en ocasiones canta coléricamente, otras veces de forma reflexiva y en otras con la espiritualidad del ministro de Dios. No muchos tenores en el mundo han asumido este rol de ópera, uno de los primeros en los últimos tiempos fue José Carreras, en una impecable grabación con Silvia Sass y un video con Catherine Malfitano. Otro que muy bien lo ha interpretado es nuestro bien consabido Plácido Domingo, que tiene un video con la soprano Sharon Sweet.

José Cura como Stiffelio

 

GIULIANA DI GIACOMO

Giuliana Di Giacomo, en el rol de Lina, esposa de Stiffelio, estuvo sencillamente impecable, a pesar de que es un personaje de soprano muy difícil de interpretar, ya que tiene todo: agudos, graves, coloraturas, arias, caballetas, dúos y hasta un septeto. Su técnica es sencillamente perfecta, su vos grande y muy bien timbrada, con impecable línea de canto. Nunca la orquesta ni los concertatos la taparon, siempre estuvo por encima de todos. La tesitura de este rol se mantiene siempre en la tesitura de “lírico spinto”. Curiosamente es un rol más brillante que el del tenor Stiffelio, que es el protagonista.

ANDRZWJ DOBBER

Andrzwj Dobber, en el rol Stankar, padre de Lina, esposa de Stiffelio, asume ser uno de los tantos “padres verdianos” estrictos y sobreprotectores con sus hijas, y como tal, es de tesitura de barítono dramático con agudos, que Andrzwj lo asumió magistralmente con agudos brillantes y sonoros. Satankar al mismo tiempo que defiende a su hija, la obliga duramente a ocultar su infidelidad para salvar la honra de la familia.  Su dúo con su hija en el primer acto “Una lettera!” fue maravilloso.

Fue una gran noche de ópera, sin nada que lamentar ni criticar negativamente, asunto que a veces en las óperas es muy difícil conseguir.