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CISNE NEGRO

(BLACK SWAN)

  Ruben Cedeño

México 6.2.2011

“Cisne Negro” o “Black Swan” es una película que ha sido aplaudida por toda la crítica internacional como un excelente film merecedor de los más grandes premios, una de las mejores película hechas por su director Darren Aronofsky, y que ya se avizora en la lista de los Oscares postulando como mejor actriz a “Natalie Portman”, la misma que hizo de Amidala en la Guerra de las Galaxias, y que aquí hace de “Nina”, una primera figura de ballet.

Esta obra de arte cinematográfica posee un excelente guion, diálogos únicos, situaciones y escenas memorables, donde no tiene nada despreciable. Pero eso si, les advierto que tiene escenas fuertes de sexo oral, lesbianismo, masturbación, y drogas, pero muy bien llevadas sin llegar a lo obsceno ni lo vulgar y justificadas plenamente dentro de la trama. Así que si eso le puede herir la sensibilidad a alguien, que no vaya a verla, pero se perderá de comprender una parte muy importante de la vida, de su vida: “el Amor”. Pero no el amor de tener un lindo osito de peluche en la cama, tampoco el de regalar una tarjetica rosada el día de San Valentín, o ser bueno con la mamá, la familia y tener una parejita a quien se le mande tiernos mensajitos de textos por el teléfono móvil, ¡NO! De ese Amor no se trata, no estoy hablando de eso. Me refiero al a un amor de otro calibre, de sentir intensamente la Vida con toda la pasión que se puede, el de la entrega sin reservas, cuando se da el todo por el todo. De eso trata esta maravillosa película “El Cisne Negro”.

Nina es una bailarina destacada del ballet de Nueva York, que lucha por convertirse en la nueva protagonista de una novedosa puesta en escena de “El Lago de los Cisnes”, que es un ballet ardoroso del compositor ruso, que amó de verdad y muy apasionadamente, llamado Tchaikovsky. Esta obra se hizo basada en una leyenda que tiene una gran Enseñanza de un inmenso contenido humano.

Uno de los planteamientos de la película es que una misma bailarina  debe interpretar dos papeles opuestos en el mismo ballet. Uno de ellos es el de “Reina de los Cisnes”  llamada Odette o “Cisne Blanco”, que era una princesa y fue convertida en cisne por el mago negro Rothbart, y que el hechizo solo puede romperlo cuando sienta y viva el amor eterno. Aunque en el ballet la imagen que se percibe de Odette es de pureza, bondad, sutilidad, pues tiene una gran carencia, “no sabe lo que es el amor apasionado”, “nunca ha sido amada”. Odette es parecida a la  protagonista de nuestra película Nina, que es una niña mimada y controlada al extremo por una madre autoritaria y castradora, ex bailarina que no llegó a mucho y justifica su falta de éxito por salir embarazada de la protagonista. Esta madre le profesa a su hija un amor enfermizo, mal entendido, que le controla hasta sus mas mínimas acciones, y no le ha dejado desenvolver una parte del amor que ella misma desconoce por completo y fue lo que no la llevó a triunfar .

Thomas Leroy, que lo representa Vincent Cassel, director artístico del ballet, le ofrece a Nina la oportunidad de hacer el Lago de los Cisnes pero interpretando además del Cisne Blanco al Cisne Negro, que aparece en el tercer acto. Pero el asunto es que el “Cisne Negro” en la trama del ballet es un adminículo de las “energías siniestras” del “mago negro” Rothbart para engañar al príncipe Sigfrido que se ha enamorado del “Cisne Blanco”. La Reina Madre,  por mandato, también una madre insoportablemente autoritaria, le ha ordenado a su hijo que debe escoger una esposa y que, con ese propósito, le ha preparado una fiesta donde estarán invitadas jóvenes para que el príncipe elija una de ellas.  Es allí donde el “mago negro” aprovechará de “meter gato por liebre”, engañando al príncipe haciendo aparecer al “Cisne Negro” llamada Odil como si fuera el “Cisne Blanco” Odette. Antagónicamente, el “Cisne Negro”, a pesar de ser adminículo de las “energías siniestras”, tiene algo a su favor, que no está hechizada por nadie por falta de amor, como Odette. Odil, el Cisne Negro, sabe lo que es el amor, posee el arte de seducir, y entregarse y eso es lo que va a hacer en la fiesta del príncipe. Volviendo a la protagonista de nuestra película, Nina, ella es el perfecto “Cisne Blanco”, pero desconoce lo que sabe el “Cisne Negro”, no ha amado nunca apasionadamente, no ha vivido la vida tan intensamente para desarrollar esta interpretación a la perfección y en esto la ayuda de forma muy dura el director del ballet y una bailarina que le quiere hacer la competencia. En este asunto tan interno, tan delicado del amor, la psiquis y el arte, se basa la trama de la película, cómo Nina descubre la sensibilidad del Amor, ese amor que se entrega hasta el borde de la muerte con un final dramático pero pleno de felicidad, consiguiendo lo que se esperaba.

Todo esto es el desarrollo de una famosa frase italiana que los cantantes tenemos que dice “Cantare e poi morire”, que se traduce “Cantar y después morir”. No pensé nunca que esas palabras se pudieran desarrollar a tal punto como se ve en el film “El Cisne Negro”. Es el mismo planteamiento que expuse en un libro llamado “Apasionadamente Metafísico”, donde propongo vivir una espiritualidad y un arte apasionado, arrojado, visceral, como la vivió Blavatsky, Isadora Duncann, Conny Mendez y tantos otros, que aunque no son muchos, pero son los referentes importantes. Esto, por supuesto, va en contraposición a la compostura victoriana con la que algunos conciben la espiritualidad y el arte, donde quedan presos del hechizo del “mago negro”, esperando que los despierte el verdadero amor apasionado por la vida, las personas y las cosas y que tal vez nunca les llega, si no se deciden por sí mismos a lanzarse al embriagante océano de la entrega al “Amor Apasionado”.